Saltaré las olas

Imogen necesita alejarse de la persona que ha roto su corazón y de una familia que piensa que no es capaz de cuidarse por sí sola, desea comenzar de cero. El problema es que no sabe cómo hacerlo porque se ha dado cuenta de que en verdad no se conoce a sí misma. Por ello, su mejor amiga lo organizará todo para llevarla consigo hasta Irlanda, donde la espera su primer puesto de trabajo en una residencia clínica como enfermera y una habitación de alquiler en una preciosa cottage a los pies de los acantilados de Howth, que compartirá con un joven pescador.
Nadie en el pueblo esperaba que Liam regresara después de tanto tiempo, pero él también se sorprende cuando al llegar se encuentra con que su familia ha metido a una inquilina en su casa. Mientras, Imogen irá descubriéndose poco a poco con su "lista de nuevas experiencias", su misterioso compañero de casa se volcará en ayudarla a conseguir todos sus retos, terminando por poner a prueba los sentimientos de su corazón.
Tres pacientes con mucho que aportar, un club de lectura con algo de magia y una amistad inquebrantable, enseñarán a Imogen que en la vida solo hay que saltar las olas. 

Como nos pasa con todos los libros de Elena Castillo, no hemos podido resistirnos a echarle el guante, y nos ha durado bastante poco. Es una historia que nos ha gustado mucho, que nos ha tocado la fibra sensible, pero de sus tres novelas, es la que menos nos ha gustado.



Nada más empezar el libro nos encontramos con una Imogen destrozada, con una familia demasiado protectora, y con una amiga "loca" que la convence para irse a trabajar a Irlanda. Ava, su amiga, le ha conseguido una habitación en una casa y un trabajo en horario nocturno en una clínica que es una mezcla entre residencia de ancianos y psiquiátrico  (por las patologías que allí se tratan).

Su casero es Liam, un ser un tanto huraño (a veces) y muy simpático (la mayoría del tiempo) con el que va a crear una relación de amistad y se van a ir conociendo poco a poco. Ambos van a tener que descubrir una nueva vida, y una nueva forma de enfrentarse a los problemas y al pasado, ya que Liam ha estado fuera cinco años.

La manera en la que la autora trata la historia, como mima a sus personajes para que sean sinceros y parezcan completamente reales nos ha encandilado, como siempre hace Elena. Pero aún así, le dio una vuelta de hoja a la trama que creemos que, de alguna manera, sobraba. Pero para gustos, claro.

Algo que sí tenemos que comentar en contra de esta historia es que la autora se olvida de que las enfermeras tienen secreto profesional y no pueden hablar de los pacientes, y mucho menos con nombre y apellidos, cosa que Imogen se salta a la ligera.

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