La humanidad por fin se ha puesto de acuerdo en algo: hemos decidido dormir y soñar hasta desaparecer.Noche tras noche, por todo el mundo se repite el mismo fenómeno: la gente empieza a acostarse cada vez más temprano y a dormir más y más horas, incapaces de abandonar unos sueños que les hacen sentirse mucho más vivos que sus grises existencias. Hasta que se convierte en algo adictivo. Las pastillas para dormir empiezan a agotarse. Hombres y mujeres se quedan en sus casas enganchadas a cualquier droga que les permita dormir un poco más. No comen ni beben y, poco a poco, las calles se vacían.Mientras tanto, los pacientes de una residencia psiquiátrica a las afueras de París, sin médicos ni enfermeros que cuiden de ellos, se verán obligados a abandonar la seguridad de su encierro para buscar las respuestas que den sentido a un mundo que se apaga. Acosados por una presencia que se arrastra por las sombras y perseguidos por las visiones de soldados nazis que, inexplicablemente, hacen acto de presencia en las calles del París del siglo XXI, descubrirán que la semilla del fin de la humanidad se encuentra oculta en el gueto de Varsovia, en el fragor de la II Guerra Mundial.
Hasta hace muy poco tiempo no conocíamos ni este libro ni al autor, pero una amiga nos habló de él, y tras mucho pensar, nos hemos lanzado a leerlo. Teníamos cierto respeto porque este autor es muy conocido por sus novelas de terror, y ya sabéis que este género y nosotros no nos llevamos especialmente bien. Pero en este libro nos encontramos con una historia muy original ligada muy estrechamente con la II Guerra Mundial.