Cuando la primavera de 1924 llega a Nueva York, Helena Lennox y los suyos siguen intentando rehacer sus vidas tras lo acontecido en Nápoles... hasta que un encargo del Museo Británico les ofrece la posibilidad de cerrar heridas.
En su mansión de Tokio, los Matsudaira los esperan para trasladar al museo parte de su colección artística. Lo que Helena aún no sabe es que la familia cuenta con unos poderosos enemigos: alguien los quiere muertos a toda costa y los Lennox se hallan peligrosamente cerca de su objetivo.
Muy pronto descubrirán que la frontera que los separa del mundo de los muertos es más difusa de lo que creían, y el legendario incienso de los espíritus, capaz de atraer a nuestra dimensión a quienes ya han partido, se convertirá en una obsesión tan tentadora como peligrosa. Al fin y al cabo, puede que no todos estén preparados para afrontar las despedidas.
Después de haber leído la trilogía Dreaming Spires y las dos primeras partes de Helena Lennox, estaba claro que íbamos a leer su última parte, y ya podemos volver a decir que ya hemos leído todo lo que Victoria Álvarez ha publicado hasta la fecha.
Tenemos que reconocer que teníamos algo de "miedo" porque así como la trilogía Dreaming Spires nos ha gustado muchísimo, las dos primeras partes de Helena Lennox, aunque nos gustaron mucho, cierto es que no encontramos en ellas a la Victoria Álvarez que tanto nos gusta, pero la hemos vuelto a ver en El incienso de los espíritus, consiguiendo cerrar la trilogía de una manera que nos ha dejado maravillados.
En esta tercera entrega nos encontramos con una Helena mucho más madura, entre otras cosas, por culpa de todo lo que ha tenido que experimentar en El príncipe de los prodigios, consiguiendo que esta narrativa nos recuerde bastante a la trilogía Dreaming Spires.
Como siempre en los libros de Victoria Álvarez que conforman una trilogía, nos encontramos con personajes ya conocidos y queridos por todos, pero también nos vamos a encontrar con personajes nuevos que le van a aportar un toque diferente a la historia y, además, van a conseguir intrigarnos según se desarrolla la trama, dándonos a conocer alguna leyenda de Japón que no conocíamos y que nos han gustado mucho.
La ambientación creada por Victoria Álvarez nos ha parecido deliciosa, consiguiendo que en algún momento nos sintiéramos en Japón, sobre todo con la ayuda de las ilustraciones creadas por Lehanan Aida.
Volviendo a los personajes (sin entrar mucho en detalle para evitar los spoilers) podemos reconocer que Lionel Lennox nos ha gustado mucho, y hemos descubierto una faceta suya que hasta ahora no conocíamos tan bien.
En cuanto al desenlace, nos ha gustado mucho el final de la trilogía dejándonos completos y satisfechos.
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