Morir quizá no sea lo peor










La señora Jourda no sabe qué hacer con la iguana en su jaula que le confió su vecina Jeromine Gartner. La joven no ha vuelto a buscarla. Cuando los policías se disponen a forzar la puerta de su piso, constatan que ni siquiera está cerrada. En el interior, Jeromine está tumbada en un sillón. Estrangulada. Detalles curiosos: el aire acondicionado está al máximo y el examen forense revelará la presencia de siete granos de arroz y de siete fragmentos de metal en el esófago de la víctima.

Lo primero que queremos hacer desde Mundo Gamusino es dar las gracias a la editorial Versátil por el envío del ejemplar. Es una novela que nos ha gustado, aunque ha sido bastante difícil de seguir al principio.



Es una novela narrada a cuatro voces que contiene muchos flashbacks, donde la investigación policial no está siempre en el primer plano, sino que el autor va a intentar que conozcamos de cerca a todos los personajes que aparecen en sus páginas.

Hemos de reconocer que al principio nos ha constado bastante poder seguirla, además de que incluyen muchos detalles técnicos sobre el comportamiento de ciertos animales o de la evolución de las plantas que, para lo que es la trama en sí, no es exactamente necesario, pero le da un toque bastante bonito.

Es la primera novela que leemos de este autor, y tenemos ganas de, en un futuro, poder leer algo más escrito por él, aunque esperamos que un poco menos denso.

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