La costa de Alabastro








Una enfermera llega a una mansión ruinosa en la costa normanda para cuidar de la joven Sophie Clairmont, una niña inteligente y un tanto especial, durante los últimos meses de su vida. La Segunda Guerra Mundial acaba de terminar y las huellas de la ocupación nazi son visibles por todas partes, pero no son solo los soldados alemanes los que todavía parecen rondar por Monjoie. La difunta madre de la niña, tan perfecta y querida, hace sentir su presencia en las vidas de todos. Y cuando la pragmática enfermera llegue para cuidar a Sophie, irá descubriendo que el retraído señor Clairmont también está abrumado por sus propios fantasmas. 

Nos ha llevado cierto tiempo convencernos para leer esta historia, ya que no somos fanes del género del terror, y no teníamos muy claro lo que nos íbamos a encontrar en La costa de Alabastro. Pero al final nos hemos lanzado a la piscina, y nos ha gustado mucho.



Uno de los principales motivos por los que esta historia nos llamaba la atención es por su autora, Victoria Álvarez. Con éste, hemos leído ya 7 de los 8 libros que le conocemos publicados (hasta la fecha, ya que en abril publica La voz de Amunet), y todos ellos nos han gustado mucho. Por eso mismo nos hemos animado a leer esta historia.

La ambientación es bastante tétrica, sobre todo si lo leéis como hemos hecho nosotros, a las 2 de la madrugada, con el Resident Evil 2 de fondo, y con varios sonidos inesperados a nuestro alrededor. Todo eso fomenta que lo que se narra en el libro nos cale a los huesos y la experiencia sea máxima.

En cuanto a los personajes, es un libro bastante corto donde nos los presentan bastante rápido, y más o menos sabemos por dónde van a salir (aunque con dos de ellos nos hemos equivocado, no os vamos a decir con cuáles). La enfermera es una joven que tiene experiencia en tratar con niños en los últimos días de su vida, y por eso acude a cuidar de Sophie y a hacer que sus últimos días sean lo más llevaderos posible.

El señor Clairmont es un padre entristecido por la muerte de su esposa hace unos años, y por el inminente fallecimiento de su hija. El dueño de la casa hará todo lo posible por complacer a su hija, a la vez que esconde ciertos secretos que puede que nos sean revelados en algún momento.

Y Sophie es una niña muy lista, a la que deberíamos haberle hecho caso desde el principio. Es una joven que sabe cuál va a ser su pronto desenlace y que tiene las ideas muy claras de cómo quiere hacerle frente a esta situación.

Todo ello en una atmósfera fantasmagórica, invernal (donde la nieve hace imposible el avance de las personas) y al borde de un acantilado. ¿Qué más se puede pedir? Pues que le pongáis la ambientación adecuada para leer esta historia, y que disfrutéis de ella.





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