El sabor de tus heridas









Cuando la Navidad de 1909 llega a Oxford, los ánimos de los protagonistas distan mucho de ser alegres, pero no tardarán en comprender que sus problemas no han hecho más que empezar: Chloë, la hija de Oliver, es secuestrada en Nochebuena y todas las sospechas parecen apuntar a los hombres del príncipe Dragomirásky. Entre Karlovy Vary y Budapest, entre 1524 y 1909, Alexander, Lionel y Oliver tendrán que enfrentarse a la resolución de un último misterio en la que se juegan mucho más que el prestigio de Dreaming Spires y que les hará pasar de perseguidores a perseguidos. 

Después de haber leído la primera y segunda parte de esta trilogía, no podíamos esperar a leer esta última, ya que la intriga estaba en su punto máximo.



Aquí si podemos decir con total seguridad que Victoria Álvarez no tiene compasión alguna con los lectores. Hubo momentos en los que nos hemos llegado a poner muy tensos, y hay otro momento en el que, literalmente, nos ha destrozado el corazón, golpeándonos donde más nos duele.

A pesar de esta "crueldad", tenemos que reconocer que es una de las mejores trilogías que hemos leído hasta la fecha y que, por ello, queremos leer más libros de la autora, ya que creemos que merece la pena descubrir cómo se desenvuelve en otros géneros u otras ambientaciones.

En esta última entrega nos vamos a encontrar con los mismos protagonistas que en los dos anteriores, con la colaboración de personajes nuevos que no conocíamos hasta ahora y que nos van a explicar qué es lo que sucede realmente con el príncipe y el porqué de su comportamiento.

Además, vamos a notar una evolución importante en cada uno de los personajes que conocíamos desde Tu nombre después de la lluvia, ya que todo lo que les sucede, les va a hacer comportarse de una manera o de otra, provocando que no solo evolucione la historia y se desarrolle el final, si no que vamos a encontrarnos con unos personajes que van madurando según se avanza la trama, y cambiando su perspectiva con respecto a sus situaciones individuales.

Así que, desde aquí, solo podemos agradecer a Victoria el haber escrito esta fantástica trilogía, y pedirle que no deje de escribir.

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