Huérfanos del sueño

 

Los tratamientos de descarga del sueño venían a liberarnos de la tiranía de los ritmos circadianos. La publicidad vendía imágenes maravillosas: personas felices que podían dedicar las 24 horas del día a sus pasiones, a su familia y a sus amistades. Pero no decía nada del funcionamiento del sistema: para que una persona pueda no dormir, otra tiene que hacerlo por ella. Millones de soñadores en barrios obreros, conectados a máquinas, para que otras personas puedan subcontratar lo que hasta ahora era una función biológica. 
Los padres de Gala duermen para otros. Su casa es un lugar opresivo, silencioso y oscuro. Y está dispuesta a cualquier cosa para dejar atrás sus pesadillas y despertar. 



Este libro, primera obra que leemos de Andrés Zelada, nos ha cautivado tanto, que ahora mismo tenemos miedo de continuar con el resto de sus historias, porque tenemos las expectativas demasiado altas. 


Desde luego que la crítica social que hace esta novela corta da que pensar, y mucho. Nos adentra en un mundo distópico en el que el pueblo debe dormir (por supuesto, inducido químicamente) por un sueldo muy escaso que, además les deja poco margen para disfrutar del tiempo libre, si lo que quieren es poder sacar adelante a su familia. Eso va a conseguir que un grupo de jóvenes, entre los que se encuentra Gala, nuestra protagonista, van a promover la lucha para terminar con esta situación. 


Todo ello va a conseguir que necesitemos saber más y, sobre todo, que estemos pegados al libro intentando averiguar el final lo más pronto posible, ya que durante casi toda la lectura estaremos en tensión. 


Una de las cosas que más nos han gustado de "Huérfanos del sueño" ha sido la manera en que está escrito: Gala contándole la historia a alguien. Eso ha conseguido que lleguemos a empatizar aún más con ella y su grupo de amigos. Realmente es una lectura más que recomendable. 

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